Ya están regresando de la marcha, que como bien les decimos no era para tanto. El camino de ida se hizo con un poco de calor, pero al llegar el agua fresquísima del lavadero de Jaganta sirvió de reconstituyente; luego un buen plato de pasta y unos filetes de lomo empanado y melón para quedarse como nuevos.
Llenamos el bar de las Parras y casi agotaron las chucherías, pues tantos días sin verlas algunos ya tenían mono.
Un pequeño paseo hasta Jaganta y visita a la Almazara del siglo XVII.
Por la noche unas leyendas en rincones tranquilos del pueblo y a descansar.
Hasta mañana.
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